¿Qué refleja el espejo al mirarte?.

¿Cómo podemos definir lo que somos?.

Unos cuantos podrían señalar mi nariz marcada, mi frente reducida, mi alargada figura o simplemente mis ojos caídos, entrelazados con mi cabello ondulado y corto, como ríos que serpentean por el paisaje de mi rostro.

Otros podrían decir que es mi personalidad variable, adaptativa, que a veces emerge en euforia y en otras solo escucha en silencio, como un bosque en calma, de pronto hacer un comentario respecto a mi fuerte carácter o solo mis ganas de convertir todo en arte, de crear y recrear, de poner mi toque personal en cada obra que moldee.

Pero, ¿y si profundizamos un poco más? En lo que no todos perciben.

Eso que solo un par de personas del corazón saben y sorprendente, no se han alejado de mí asustados, esas fracciones de mi propio ser que me han ayudado a enfrentar ese infinito mañana que jamás llega. Ese “yo” al que me gusta llamar Alex y “Paula”, dos melodías que bailan en armonía en el pentagrama de mi ser.

Algunos podrían decir que soy eso, una fracción, o algunos otros podrían decir que no, haciendo válida solo una parte de mí, lo cual solo aumenta el valor del nombre no registrado en mi acta. Pero todo eso es casi irrelevante, lo que verdaderamente carga mi espalda es llevar un nombre predeterminado que dejó de ser mío hace muchos años ya.

Solo unos pocos podrán describir con precisión lo que configura mi ser, con el tiempo, cada uno te expresará algo diferente. Puedo decir, con certeza, que todos tienen razón, créeles, ya que con cada uno de ellos me visto con diferentes telas.

Mucho gusto, mi nombre es Alexander Alvarez.